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Entre la corrupción y la delincuencia: los principales problemas del Perú actual

Cecilia Caparachin Puente[1] y Benjamín Durand Rodríguez[2]

En un año, los peruanos tendremos un nuevo o nueva presidente y existe bastante escepticismo respecto a que, sea quien sea que se siente en el sillón presidencial, pueda solucionar los problemas que tiene el país. Actualmente, la corrupción y la delincuencia son los más reconocidos.

Esta percepción ciudadana respecto a los principales problemas del país es recogida en la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) que aplica el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de forma periódica. En términos generales, esta encuesta permite efectuar el seguimiento de los indicadores sobre las condiciones de vida en el Perú.

Además, uno de sus módulos es el de “Gobernabilidad, Democracia y Transparencia” que recoge la percepción de personas mayores de 18 años respecto a tres tópicos: grado de confianza en las Instituciones o empresas públicas, principales problemas del país, y gestión del gobierno central, regional y local. En el tópico de principales problemas del país se consulta lo siguiente: “En su opinión, ¿cuáles son los principales problemas del país?” y se les da una lista de alternativas. Estas han variado por cambios metodológicos, pero, en suma, se presenta alternativas como: falta de empleo, pobreza, corrupción, delincuencia, falta de seguridad ciudadana, mala calidad de la educación estatal, bajos sueldos, entre otros.

Esto nos ha permitido hacer un análisis de la evolución de la percepción ciudadana sobre los principales problemas del Perú desde el 2004 hasta la actualidad y mostrar las transformaciones significativas en la percepción de las y los peruanos en estos veinte años de análisis. Hemos optado por analizar esta percepción por periodos gubernamentales, pero esto no quiere decir que exista una relación directamente causal entre las personalidades políticas de turno y la reducción o aumento de las variables analizadas. Una primera transformación que identificamos es que, mientras que en los primeros años del siglo XXI la preocupación se centraba en temas socioeconómicos como el desempleo y la pobreza, a partir de 2013 aparecen con fuerza problemas relacionados con la corrupción y la delincuencia.

Fuente: Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO Actualizada (2004-2025) Elaboración propia.

Nota: los resultados del 2025 son parciales tomando como referencia los datos del primer trimestre de la encuesta.

En los últimos años del gobierno de Alejandro Toledo, las preocupaciones ciudadanas se concentraron fundamentalmente en problemas socioeconómicos estructurales: la falta de empleo, como principal problema, con porcentajes entre 48.4% y 55.9%; la pobreza, en segundo lugar, oscilando entre 42.6% y 44.2%; y la corrupción, ocupaba el tercer lugar con porcentajes relativamente bajos (16.4% y 21.4%); al menos bajos con respecto a los que se obtendría posteriormente.

En el segundo gobierno de Alan García hubo una transformación importante en las preocupaciones ciudadanas. En este periodo, la ENAHO introduce la alternativa “falta de seguridad ciudadana”. En el 2007 y 2008 continua el patrón anterior: empleo y pobreza como principales problemas, aunque con una notable emergencia de los «bajos sueldos/aumento de precios» (32.8% en 2008). En los años finales de su gobierno, la pobreza sigue manteniendo el primer lugar, pero se incrementa de forma sostenida la falta de seguridad ciudadana, pasando del 15.8% en el 2010 al 23.9% en el 2011. La misma dinámica se observa con la corrupción, pasa del 21.3% al 26.1%.

En el 2012, durante el gobierno de Ollanta Humala, hubo un cambio metodológico en la ENAHO. Se introdujo la alternativa “delincuencia” pero se mantuvo la alternativa “falta de seguridad ciudadana”. Ese año, la delincuencia obtuvo 30.6% y la falta de seguridad ciudadana, 16%. En el año 2013, por primera vez en el milenio, la delincuencia supera a la pobreza como principal problema del país, desde la percepción de la ciudadanía (40.1% vs 33.4%). Los últimos años del gobierno de Humala, la delincuencia se establece como principal problema del país (42.6%-48.5%) y coexiste con la falta de seguridad ciudadana entre los cinco principales problemas. Es decir, mientras la población dejaba de percibir la pobreza o falta de empleo como principales problemas, surgía la preocupación por la falta de seguridad y el delito.

Fuente: Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO Actualizada (2004-2025). Elaboración propia.

Nota: los resultados del 2025 son parciales tomando como referencia los datos del primer trimestre de la encuesta.

En el truncado gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, por primera vez, la corrupción se posiciona como el principal problema, con el 48.7% el 2017 y el 2018 alcanza su pico histórico hasta ese momento, con el 59.7%. La percepción de la delincuencia como problema se mantuvo sólida en segundo lugar (40.5%-44.4%). Tras la salida de Kuczynski, su vicepresidente, Martín Vizcarra, se cuelga el fajín presidencial y el 2019 se rompe nuevamente el récord histórico en los porcentajes obtenidos por la corrupción como principal problema para la población, con el 61.6%. La delincuencia, aún mantenía el segundo lugar (41.5%). En este contexto, políticamente complejo, el Congreso presentaba una particularidad. Era la primera vez, desde la apertura democrática, que la oposición tenía una bancada mayoritaria (73 de los 130 curules) y el oficialismo tenía una representación débil (18 de los 130). Por entonces, la diferencia entre la primera y segunda fuerza política en el parlamento era de 53 congresistas. La crisis político-social, cristalizada en este periodo, repercutió en las percepciones e idearios de las personas.

El breve periodo de transición liderado por Francisco Sagasti, sumado a la pandemia, hace que las mediciones en ese periodo deban tomarse con precaución. No obstante, es importante señalar que la corrupción y la delincuencia mantienen el primer y segundo lugar dentro de las preocupaciones de la población. En tanto, la falta de empleo y la pobreza toman una tendencia levemente creciente.

En el incompleto gobierno de Pedro Castillo, se mantiene la tendencia establecida: la corrupción continúa como principal problema (49.5%) y la delincuencia en el segundo lugar (31.9%). En tanto, “bajos sueldos/aumento de precios” (31.9%) y pobreza (17.8%), presentan un ligero aumento.

En lo que va del gobierno de Dina Boluarte, la corrupción como principal problema ha presentado un aumento promedio de 3.3% respecto al 2022. Lo alarmante es el aumento significativo de la delincuencia como uno de los principales problemas. Entre el 2023 y el primer trimestre del 2025, la percepción de la delincuencia como problema ha presentado un aumento de 14.2%. Esta consolidación como el segundo problema más importante del país resulta obvia teniendo en cuenta el aumento de homicidios, extorsiones, delitos informáticos, entre otros. 

En todo este recuento de la percepción ciudadana sobre los principales problemas del país en cada gestión de gobierno vemos que, respecto a la corrupción, existe una trayectoria ascendente que podemos entender teniendo en cuenta las siguientes fases:

  1. Corrupción no priorizada (2004-2010): fase en la que la pobreza y la falta de empleo son percibidos como los dos principales problemas. La corrupción mantiene una tendencia creciente en segundo plano.
  2. Ascenso y consolidación de la corrupción (2011-2019): fase caracterizada por presentar un aumento significativo en la percepción de la corrupción, posicionarse como el problema número uno que afronta el país y por alcanzar el nivel más alto de percepción de corrupción en dos décadas.

Corrupción sistemática percibida (2020-2025): la corrupción mantiene su posición como el problema principal incluso durante la pandemia que, a la luz de todo análisis estadístico, es un periodo atípico. A pesar de la gran reducción que presentó, a partir del 2023, la percepción de corrupción vuelve a presentar una tendencia creciente con niveles que superan los presentados antes del 2017.

Fuente: Encuesta Nacional de Hogares – ENAHO Actualizada (2004 – 2025). Elaboración propia.

Nota: los resultados del 2025 son parciales, tomando como referencia los datos del primer trimestre de la encuesta.

Respecto a la delincuencia, en principio debemos reconocer que los cambios metodológicos en la presentación de alternativas de la ENAHO pueden afectar la interpretación de los datos. Sin embargo, nos permite reconocer tendencias. La “proliferación de la delincuencia” que era una alternativa entre el 2004 y 2006, presentaba niveles bajos de percepción. En los años 2007 al 2011, comienza a crecer los porcentajes en la alternativa “falta de seguridad ciudadana”. A partir del 2012, año en que se presentan las alternativas “delincuencia” y “seguridad ciudadana”, ambas coexisten en el top cinco de algunos años, pero en el 2024 y 2025 se consolidan como principales problemas después de la corrupción.

El primer trimestre del 2025 nos muestra una tendencia alarmante: la delincuencia (49.6%) se acerca peligrosamente a los niveles de preocupación sobre la corrupción (53.9%), mientras que la «falta de seguridad ciudadana» (19.3%) ha entrado al top tres. En todo esto, la simultaneidad del ascenso de la corrupción y la delincuencia como principales problemas, considerando las precisiones metodológicas, nos sugiere una crisis de confianza más profunda que va más allá de lo institucional: el deterioro de la integridad pública está relacionada al incremento de la criminalidad en los últimos cinco años. Es decir, a mayor corrupción, mayor delincuencia y viceversa. Podemos afirmar esto, a partir de un análisis correlacional restringido a un subconjunto de seis observaciones (2020-2025) de las variables “corrupción” y “delincuencia” que muestran una asociación lineal fuerte (r ≈ 0.795) y una correlación por rangos alta. En ese sentido, hay contextos o subgrupos en donde la asociación de estas dos variables es fuerte. Aunque habría que ampliar el análisis y profundizar en las pruebas estadísticas, este ejercicio es relevante para comprender el desarrollo de la percepción ciudadana sobre los dos problemas más críticos en este momento. 

Aunque existen otras variables que puedan explicar el incremento de la corrupción y la delincuencia, es claro que ambos problemas han establecido un vínculo fuerte en el Perú, al menos desde la percepción de la población. Esto plantea un desafío complejo para el próximo gobierno: no bastará con políticas sectoriales específicas, sino que se requerirá iniciativas de cambio estructurales que aborden simultáneamente ambos problemas.


[1] Antropóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Con maestría en Gestión de Proyectos Sociales y especialización en políticas de juventud por la Universidad Nacional Autónoma de México y en gobernabilidad, gerencia política y gestión pública por la Pontificia Universidad Católica del Perú y The George Washington University.

[2] Politólogo por la Universidad Nacional de Trujillo. Con estudios de maestría en Gestión de Proyectos de Inversión en la Universidad Nacional de Ingeniería.

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